jueves, 23 de octubre de 2014

Definición: sánguche

Divague

Me parece importante aclarar cierta polémica en relación al sánguche. Es que una receta tan versátil, de esas que manifiesta su realización con amplio margen de complejidad, partiendo del pan queso pan y alcanzando expresiones tales como varias verduras a las brazas con cachos de carne a la parrilla muy bien condimentados aplaudidos entre porciones de pan integral con semillas de orígenes desconocidos, merece que establezcamos su delimitación en el espacio con gran precisión social.
Hace unos días estuve en una feria. Pero no era cualquier feria, era una de esas de comida elaborada. Casi todos los cocineros famosos (famosos porque salen en la tele porque de cómo cocinan no tengo idea), reunidos en el mismo espacio, ofrecían recetas pretensiosas y grandilocuentes a distintos ríos de gente que iban fluyendo entre los puestos.
La cola para comprar choripanes era muchísimo más larga que todas las otras. Quizás poniendo en evidencia que por muchas vueltas que se le den a miles de distintos ingredientes, esas recetas que cocina cualquier gaucho tienen un gusto inigualable. Por supuesto no me compré un choripán. Para comer un choripán me lo hago yo. Así que me decidí por un sánguche de pastrón con cebolla caramelizada y no sé que más.
Me llevé una tremenda sorpresa cuando lo abrí y descubrí que en realidad era medio sánguche. Esto quedaba en evidencia porque la rodaja superior de pan negro especial estaba cortada a la mitad. Resulta obvio que la única referencia para determinar si el sánguche está completo es el pan. Porque es fácil confundir la completitud del jamón, el queso, el salame o el pepino. Pero no la del pan.
Lo que más me indigna es que el pan puede hacerse de cualquier tamaño. ¿Es necesario cortar la rodaja por la mitad? ¿Por qué no hacer un pan más pequeño? Al final comí medio sánguche. Pero me lo cobraron como si estuviera entero.

jueves, 25 de septiembre de 2014

No aparece Rodrigo Valla

Metanoticia

Hoy se cumplen 4 años desde la primera publicación en Percepciones de la ignorancia. Sus personajes se encuentran en una situación muy delicada, ya que desde el mes de marzo de este año, el blog no ha mostrado nuevas publicaciones. Se trata de una preocupación casi obvia, un personaje no vive si no lo escriben. Lamentablemente, todos los intentos de dar con el autor del blog resultaron infructuosos. Estaría desaparecido.
Aún después de investigar a fondo, seguimos sin contar con ninguna información fiable sobre la localización de Rodrigo Valla. Quizás en el mundo real sea más fácil encontrarlo. Aquí, distintos personajes del blog tienen sensaciones muy dispares. Algunos como Javier el trasgresor no dan la más mínima importancia al hecho. A mí no me importa, dice, yo puedo descansar acá en la nada hasta que se digne a escribirme de nuevo. Eso sí, continúa, cuando lo haga voy a hacer un desastre.
Cuando se consultó a Andrés, el luthier del barrio de flores, tampoco le dio mayor importancia. Quizás porque en el mundo real, él y Rodrigo se ven todas las semanas. Mirá, explicó, supongo que escribe menos porque anda con poco tiempo. A mí no creo que vuelva a escribirme, yo el violín ya lo terminé.
Un poco más esotérico, Leonardo, que no se anima a aplaudir desde que descubrió que cada vez que lo hace detiene el tiempo, sugirió teorías de lo más descabelladas. Por ahí lo secuestraron los extraterrestres, contó preocupado. Es que si se llegan a creer lo que escribe se puede armar flor de lío.
Por cobardía no consultamos al asesino de los refranes, no vaya a ser que nos mate. Así no nos queda más que aceptar que el cuarto aniversario de Percepciones de la ignorancia pasa de largo sin ninguna fiesta. Mientras Rodrigo siga perdido no vamos a saber si está escribiendo algo. Claro que alguien escribió esto. ¿Habrá sido Rodrigo?

martes, 25 de marzo de 2014

Paralelas calientes

Divague

Acepto el desafío de cocinar un poco. Pero a la antigua, a la manera gaucha. Por supuesto hay varias formas de hacerlo. Está la parrilla o el asador. También otras técnicas como la del fantástico asado con cuero. Pero a mí no me alcanza ninguna. Digo, ya que lo más probable es que mi asado no sea memorable por su gusto, porque seguro esos cocineros de la televisión lo hacen mejor, que sea recordado por atrevido.
Se me ocurren una gran cantidad de posibilidades. Podríamos meter las brasas en un caldero y subir el caldero a un árbol. Ataríamos la parrilla en las ramas más altas y rezaríamos para que el árbol se incendie después de la cena.
Pero a mí me encantan las asociaciones entre ámbitos que no se juntan. Así que propongo una intersección mágica entre la industria del automóvil y la cocción de la carne. Usemos la parrilla del radiador.
Ahora nos queda sólo diseñar el método. Por supuesto podríamos atar la carne a los barrotes del coche, pero es poco vistoso. Yo diría que mejor le pedimos a un amigo que apoye la carne en la parrilla y nosotros aceleramos.
Suponiendo que el trozo de carne pesa un kilogramo, la parrilla del auto está en posición vertical y la constante de rozamiento estático es igual a 1 (que es mucho), la fuerza normal necesaria para que no se nos caiga la carne es de 10N. Para generar dicha fuerza es para lo que aceleramos el auto. Y necesitamos una aceleración más o menos constante de aproximadamente 10 metros sobre segundo al cuadrado.
En el momento en que la carne esté a punto, asumiendo que la cocción llevará unos cuarenta minutos, estaríamos viajando a 43200 kilómetros por hora. No parece un método de cocción seguro.
¡Ah! Disculpen, si tomamos en cuenta el aire, que por ser viscoso empujará la carne contra el auto, quizás no nos haga falta ir tan rápido. ¡A pedir un auto prestado y probar!

viernes, 28 de febrero de 2014

Guai Fai

Proceso

Se habrán preguntado ustedes cómo es que la información almacenada en un servidor escondido por ahí o en sus teléfonos, quizás en una computadora de la red de su oficina, puede viajar por el aire así como así, sin ser vista. Intentaré satisfacer su curiosidad explicando en detalle el proceso del transporte de información digital de manera inalámbrica, sin usar conceptos que por ser propios de la ciencia sean de comprensión dificultosa.
A su computadora o teléfono llegan ordenadamente unos paquetitos invisibles. Eso ya lo sabían porque no los ven nunca. No son tan pequeños como imaginan, tendrán unos ocho milímetros de diámetro. Pero como son casi transparentes no se ven, a no ser que uno tenga una máquina de humo y un par de punteros láser.
Los escupe el modem por la antena y después van a los saltitos hasta el dispositivo de destino. Pueden saltar alrededor de cuatro metros describiendo parábolas bastante deformes, porque como tienen un peso muy pequeño a la gravedad le cuesta agarrarlos. Tienen dificultades para caminar por las paredes, así que suelen ser más fáciles de encontrar en el piso. Cuando llegan hasta su destino buscan una hendidura por donde filtrarse. Casi siempre hay una, porque las máquinas modernas necesitan disipar calor por algún lado.
Cuando entran el final es fácil. Buscan a la antena receptora y simplemente dicen: ¿puede decirme a dónde queda el navegador? Ahí nomás la antena los ubica. Van derecho hasta ese conector, explica, doblan a la izquierda. Después siguen de largo hasta que vean el procesador, ahí van a ver la puerta.
Si hay mucha gente durante el recorrido pueden tener problemas. Incluso pueden verse obligados a treparse arriba tuyo. Así que ya sabés, si tenés cosquillas y no sabés por qué, son paquetitos de información.

miércoles, 29 de enero de 2014

eruTon

Anagrama

Ella tenía bastante frío. No sabía bien a dónde estaba, pero del frío no dudaba. No podía asegurar estar moviéndose, al menos no lo hacía rápido. Aunque cuando el estado de movimiento de uno no varía, no hay nada que sentir. Porque no sentimos la velocidad, sentimos la aceleración. Tampoco podía ver muy lejos. Más bien no podía ver nada. Todo era oscuro a su alrededor aunque no era necesariamente de noche. Muy probablemente estuviera en una especie de conglomerado denso de distintas cosas, o quizás cosas iguales a ella.
Pero lo interesante sucede justo ahora. Por un tiempo muy pero muy breve pudo ver tanta luz que se encandiló. Y al mismo tiempo sufrió una violenta sacudida. Aunque lo más incómodo fue la temperatura. Sintió como su cuerpo se calentaba por encima de los veinte mil grados. De golpe se dio cuenta de que ya no tenía límites definidos.
La sacudida se calmó un poco y empezó a propagarse lejos. Ella no lo sabía, pero viajaría a través del aire para llegar a sonar en los oídos de distintos animales. Se trataba de un sonido que hablaba. Miren que se puede largar a llover en cualquier momento, decía. Pero ella no escuchó nada. Estaba atenta a los cambios de su cuerpo, que era vaporizado víctima de una cruel pubertad termodinámica.

Cuando una nube origina un rayo, este calienta tan rápido y con tanta intensidad lo que hay a su alrededor que se produce una explosión. El trueno comienza siendo una onda expansiva que viaja más rápido que el sonido, pero a los diez metros ya es sólo un estruendo.

lunes, 27 de enero de 2014

Hágase la luz


Hecho

¿Ya están listos? Vamos rápido hasta 1880 que no nos queda mucho tiempo. ¿Sabés qué? Mejor cambiate de ropa que dos siglos para atrás vas a llamar muchísimo la atención. Vamos a leer un pequeño boletín, que sin duda va a cambiar la historia. Ya sé, es difícil sorprenderte a vos que vivís en la época de las pantallas táctiles y los aceleradores de partículas, pero mi intención no es sorprenderte. No soy un mago. Quiero que seas testigo de un evento, y no es uno cualquiera.
Hace un frío bárbaro en la parte de arriba del continente americano. Con mi campera de polar estaría lo más bien, pero no es tela para 1800. Vengan, vamos por acá. ¿Qué buscamos? El boletín de la oficina de patentes. Paciencia, ya vas a ver. Sí, es 27 de enero. ¿Se venderá en los kioscos de diarios?
¿Alguien trajo dólares de esta época? Sí, no había pensado en eso. Vamos a tener que pedir el boletín prestado y si no nos prestan uno, lo robamos, total después nos volvemos al siglo veintiuno. ¿Lo conseguiste? Mirá lo útil que resultaste, viste que además de leer hacés otras cosas.
Un segundo que busco lo importante… ¡Acá está! La publicación de la patente que solicitó Thomas Edison para registrar su lámpara incandescente. Claro, empieza la era de la luz eléctrica. Bueno, no hay mucho más para hacer, aunque podríamos pensar qué destino darle a los millones de velas que acaban de quedar obsoletas.

miércoles, 15 de enero de 2014

Ahora sí ganó

Noticia Cierta

El autor de Percepciones de la ignorancia se encuentra disfrutando el caluroso verano porteño. Y no se debe a que tenga un buen aire acondicionado, de hecho no tiene ninguno. Se acaba de enterar, hace pocas horas, que el jurado del Concurso Blog Literario 2013 organizado por la Asociación de Escritores en Lengua Castellana ha decidido elegir como ganador del concurso a este psicodélico blog.
Este premio sin duda servirá para que el poco conocido escritor, que también es músico e intento de programador, se reponga del duro golpe anímico que significó en el pasado no haber podido ganar otro premio al cual el blog estuvo nominado.
Consultado por teléfono por él mismo, Rodrigo compartió su alegría y se comprometió a continuar publicando en este espacio aquellas combinaciones de letras y palabras que, por tener una buena dosis de absurdo, se merezcan estar aquí. La verdad estoy muy sorprendido, se confesó, no esperaba este premio.
Cuando se le consultó por la escasa producción publicada durante 2013 se puso algo incómodo pero no dejó de responder. Es cierto, explicó, años anteriores había publicado una mayor cantidad de textos. Hoy con el trabajo y el estudio no tengo tanto tiempo ni tantas ideas. Igualmente creo que he logrado mantenerlo vivo.