domingo, 24 de abril de 2016

El pájaro

Foto

Siempre hace frío arriba de este glaciar. Y nunca tengo el abrigo suficiente. Está ubi­ca­do en una zona de tanto viento que muchas veces no me hace falta aletear, pero si no aleteo me resulta im­po­si­ble entrar en calor.
Cuando vuelo por encima de este río congelado siempre in­ten­to con­tar cuántas puntas tiene. Pero como soy un pajarito, nadie me enseño a contar. Aún así, de alguna manera logro tener noción de mi velocidad. Si las puntas pasan rápido hacia atrás es porque yo vuelo rápido hacia adelante. Y sí, siempre vuelo hacia adelante.
Justo en este momento me doy cuenta de que estoy algo cansado. Necesito hacer una pequeña parada en algún lugar. Busco un árbol que no tenga muchas hojas… Ahí hay uno. Inicio descenso. Bajo la velocidad. Confirmo aproximación visual. A último momento estiro las patitas.
Lo importante cuando se aterriza en una rama es cerrar los dedos inme­dia­ta­mente. Porque ni bien la tocás empieza a moverse. Yo supongo que es porque los árboles no quieren sostenerte. Pero se cansan en seguida, porque el movimiento que al principio es violento amaina rápido.
Siempre hay gente en las pasarelas del parque. Montones de hombres y mujeres que se quedan absortos con las paredes de hielo. Algunos niños corren. ¿Y ese qué hace? Me parece que me está apuntando con la cámara de fotos. Podría aprovechar para hacerme el interesante. Voy a mirar para la derecha…

sábado, 2 de abril de 2016

Gotas de vidrio

Foto

Nosotras somos trans­pa­rentes porque es­ta­mos hechas de un lí­qui­do traslúcido. Existen otras gotas de colores oscuros, pero no somos nosotras.
Como somos trans­pa­ren­tes la luz nos atra­vie­sa todo el tiempo. Nos cruza tan rápido que ni siquiera sen­ti­mos cosquillas. Pero ayer supimos que la afectamos un poco.
Después de caer del cielo durante una lluvia nos quedamos pegadas en un vidrio bien vertical. En eso se nos acerca un hombre con un trípode y una cámara de fotos. No sabemos cómo se dispara con esas máquinas pero estábamos seguras de que nos apuntaba directamente. Nos asustamos un poco.
Como no somos muy miedosas Rodrigo nos tranquilizó rápido. Nos explicó que la cámara no disparaba nada, sólo captaba la luz que nos estaba atravesando. Nos dio curiosidad. ¿Por qué nos prestás atención si somos transparentes? La luz nos pasa de largo, le explicamos. En seguida Rodrigo nos advirtió: la luz las atraviesa, es cierto, pero sufre pequeñas alteraciones.
No le creímos. El fotógrafo intentó convencernos durante varios minutos. Nos charló de difracción, óptica, rebotes de los rayos lumínicos y vaya a saber cuántas cosas más. Nosotras de física no sabemos mucho pero igual estábamos convencidas de que nos estaba haciendo el cuento.
Al final Rodrigo se cansó. Dejó de hablar por un rato, acomodó la cámara y tocó varios botones. Nos apuntó. Parecía revisar el resultado con atención después de cada disparo. Se dio vuelta y cerró la cortina. Siguió disparando.
Nosotras seguíamos convencidas de que no podía ser cierto que la luz sufriera cambios al atravesarnos. Hasta que a último momento nos vimos reflejadas en la lente de la cámara. No somos completamente transparentes... ¡A veces nos brillan los bordes!